Cómo la rectitud nos separa de la verdad

Cuando comienzo a enojarme, observo mi situación y cómo voy quedando atrapado en expectativas y rectitud.

Aprender a dejar ir el enojo ha sido un proceso constante. Cuando Maharaj-ji me dijo que ame a todos y hable la verdad, también dijo “Renuncia al enojo, y yo te ayudaré”. Maharaj-ji me ofreció un trato: “Debes pulir el espejo de enojo para ver a Dios. Si renuncias a un poco de tu enojo cada día, te ayudaré”. Este parecía ser un trato justo, por lo que acepté de buena gana. Y ha sido fiel a su lado del acuerdo. Descubrí que su amor ayudó a liberarme de mi rectitud. En última instancia, preferiría ser libre y estar en el amor que tener razón.

Si sientes responsabilidad social, primero que nada continúa trabajando en ti mismo. Ser pacífico es el primer paso si quieres vivir en un universo pacífico.

¿Has notado cuántas personas que están enojadas participan en manifestaciones de paz? La acción social despierta rectitud. La rectitud termina matándote de hambre. Si quieres ser libre más de lo que quieres tener razón, tienes que renunciar a la rectitud. Eso me recuerda una historia. Un barquero chino choca con un barco en la niebla. Empieza a insultar al otro barquero. “¡Llorón! ¿Por qué no miras por dónde vas?”. Luego, la niebla se levanta y ve que no hay nadie en el otro bote. Y se siente un tonto.

La rectitud es prácticamente lo mismo. Digamos, por ejemplo, que le guardas rencor a tu padre, y hablas con él en tu mente como si estuviera allí dentro. Pero no está. Psicológicamente, tú piensas que está allí, porque estás identificado con quien crees que eres, pero cuando comienzas a ver que es todo un manojo de pensamientos, tu padre psicológico es solo otro conjunto de fenómenos vacíos. Estás ocupado diciendo “Te perdono, te perdono” a ese padre psicológico, pero es como decirle “te perdono” a un reloj. No hay nadie allí. Eres igual que el barquero.

No hay apuro. Sigue teniendo razón todo el tiempo que puedas. Verás que tener razón es como una caja pequeña y apretada, que es muy restrictiva y no es muy divertida de habitar. La rectitud te aparta del fluir de las cosas.

Cuando estoy atrapado en una situación en una relación con alguien, no es que me hayan hecho algo. Simplemente están haciendo lo que están haciendo. Si me encierro en juzgar, la responsabilidad es mía, no de ellos. Se convierte en trabajo conmigo mismo. Suelo decir “Realmente te perdono por el sufrimiento que te he ocasionado en esta situación”. Comenzamos a trabajar desde ahí. Y después de un tiempo vendrán y se examinarán a sí mismos y dirán “Bueno, quizás fui…”. Nuestra dificultad es que nuestro ego quiere tener razón en un mundo de personas que no entienden cuánta razón tenemos.

Hay una forma de representar lo que es correcto, el darma del momento. Pero si quedas apegado emocionalmente a un modelo de cómo debería ser el mundo que excluye cómo son los seres humanos, te estás parando en el lugar equivocado. Deberías pararte en otro lugar.

Perderte en tu reactividad emocional no es donde quieres estar
El comienzo de la compasión es permitir a tu humanidad y a la de otros ser lo que son. Estamos en una encarnación humana. No podemos escaparnos. Caminar en el darma es también escuchar a otros seres humanos.

- Extracto del libro de Ram Dass “Polishing the Mirror: How to Live from your Spiritual Heart” (Puliendo el espejo: cómo vivir desde tu corazón espiritual).

Lanzamiento de nuevo libro - Milagro de Amor: Historias Sobre Neem Karoli Baba

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