En las tradiciones orientales el estado de consciencia durante el Ășltimo momento de vida es considerado tan crucial que uno pasa toda la vida preparĂĄndose para Ă©l. Mahatma Gandhi, el gran lĂder indio, entrĂł a un jardĂn para dar una conferencia de prensa y fue asesinado. Mientras caĂa lo Ășnico que dijo fue âRÄm!â, el nombre de Dios.
Meher Baba proclamĂł: âel Amado divino estĂĄ siempre contigo, en tĂ y a tu alrededor. SĂ© consciente de que no estĂĄs separado de Ăl.â
Aldous Huxley dice de manera hermosa en su novela Island: âAsĂ que ahora puedes dejarte ir, mi amorâŠDĂ©jate irâŠDeja ir este pobre cuerpo anciano. Ya no lo necesitas. PermĂtele desprenderse de ti. DĂ©jalo allĂ como una pila de ropa gastadaâŠAvanza, mi amor, avanza hacia la Luz, hacia la paz, hacia la paz viviente de la Luz Clara.â
Hacer las paces con la muerte y estar completamente en el momento te permite perderte en el amor â en el amor de la belleza y de lo asombroso de la manifestaciĂłn de Dios, en el amor hacia ti mismo y todo lo demĂĄs, el sufrimiento, el dolor, la alegrĂa. En el eterno presente del momento eres libre del tiempo. Entonces si la muerte es el momento, ese es el momento. Cuando estĂĄs en ese espacio de apertura todo es posible. Al momento de la muerte eres rodeado y acurrucado por los brazos de Dios. Si nos soltamos suavemente, salimos hacia la Luz, hacia el Uno, hacia Dios. ÂĄQuĂ© bendiciĂłn!
Morimos como vivimos. ÂżQuĂ© podrĂa prepararte mejor para la muerte que la forma en que vives? El juego consiste en estar donde estĂ©s â honestamente, conscientemente y tan enteramente como tĂș sepas. Una vez despierto no puedes volverte a dormir completamente. Sin importar lo que suceda en el mundo continuarĂ© siguiendo las instrucciones de Maharaji todos los dĂas âamar a todos, servir a todos y recordar a Diosâ amar, servir, recordar.
Llega un momento en el que realmente quieres cambiar tu conducta. Comienzas la bĂșsqueda del fuego de la purificaciĂłn. Y es ahĂ cuando se vuelve muy interesante, porque de repente te encuentras buscando esas situaciones que te hacen reaccionar. Observas con mayor profundidad los roles que juegas en tu encarnaciĂłn âtus responsabilidades hacia padres, hijos, paĂs, religiĂłn, amigos, hacia ti mismoâ y trabajas para armonizarlos con tu ser mĂĄs profundo.
Parte de tu relaciĂłn contigo mismo es tomar responsabilidad por el cuidado de tu cuerpo y hacer aquellas cosas que promuevan la buena salud. El cuerpo es el templo del alma, el templo de tu espĂritu. Es el vehĂculo que te permite mantenerte en esta encarnaciĂłn y volverte un ser totalmente consciente; el vehĂculo para convertirte en uno con Dios. HĂłnralo. CuĂdalo. Yo no fui totalmente consciente en la manera que tratĂ© a mi cuerpo y paguĂ© un gran precio con el ACV que recibĂ.
Mientras apaciguas tu mente, comienzas a ver los diferentes componentes de tu ser y cuĂĄles de ellos estĂĄn desarmonizados. Por ejemplo, algunas veces puedes sentir que tu cuerpo te estĂĄ arrastrando. EstĂĄ drenando tu energĂa; los mĂșsculos necesitan ser fortalecidos o relajados. Recordando que tu cuerpo es el templo de tu espĂritu, trabaja junto a Ă©l realizando actividades que liberen o balanceen energĂa. El yoga de la energĂa, Hatha yoga, puede ser empleado como un camino hacia el alma. Realizar una asana, o postura de yoga, es hablar con Dios. TambiĂ©n se consciente de lo que ingresas en tu cuerpo. El cuerpo humano es una manifestaciĂłn de Dios. HĂłnralo.
Gran parte del trabajo espiritual es desacelerar lo suficiente para permitirle a nuestras mentes armonizar con nuestros corazones. En el Bhagavad Gita, Krishna le dice a Arjuna, âDame a MĂ tu mente y tu corazĂłn y vendrĂĄs a MĂ.â Es como si estuviera diciendo, âPiensa en MĂ siempre, Ămame a MĂ siempre y Yo guiarĂ© tu corazĂłn y tus acciones.â Si, como yo, sigues el camino de gurĂș kripa, la gracia del gurĂș, lo mismo se aplica. Permite que tu amor y tu devociĂłn guĂen tu corazĂłn. Permite que la mente pensante sea balanceada por el corazĂłn bhakti.
Estar aquĂ ahora es empĂrico. Cuando estĂĄs en el momento el tiempo se enlentece. En este momento tienes todo el tiempo del mundo. Pero no desperdicies ni un momento. QuiĂ©n eres realmente transciende el tiempo. Cuando Cristo dice, âHe aquĂ, yo hago nuevas todas las cosas,â es igual que cuando estĂĄs viviendo en el aquĂ y ahora y comienzas renovado en cada nuevo momento. Cuando realmente estĂĄs en este momento, esto es todo lo que hay. Y el momento de la muerte es solamente otro momento
- Ram Dass